A pesar de no haber jugado del todo bien, River generó varias situaciones de gol como para abrir el marcador pero, un enorme error defensivo le hizo perder el superclásico.
El Millonario erigió en figura al arquero rival, quien le atajó un par de mano a mano a Julián Álvarez, sacó una pelota con destino de gol tras un cabezazo de Palavecino, tuvo la suerte que un remate en Enzo Fernández pegó en el travesaño y, además desvió hacia un costado un buen tiro libre de Quintero.
Así las cosas, el equipo de Gallardo no tuvo ni el rendimiento ni el funcionamiento habitual, y se quedó con las manos vacías cuando en realidad al menos podría haber conseguido un empate.