Sin ánimo de ofender y tampoco de menospreciar el ascenso a Primera División del Deportivo Riestra y el sacrificio que realizaron sus jugadores para lograr posicionar a su equipo en la élite del fútbol argentino, desde este espacio lo que queremos reflejar son las contradicciones en las que incurren las autoridades de la AFA.

Que Riestra haya ascendido, no está en discusión, como tampoco cuando en su momento Barracas Central logró su lugar en la Primera División.

Lo que no se puede olvidar y sí debe ser cuestionado es lo que ocurrió en 2020 cuando en plena pandemia no se le permitió a River jugar el certamen de la Liga Profesional en el River Camp, cuando por entonces Marcelo Tinelli estaba al mando del organismo del fútbol.

Con la frase que quedó para la posteridad; «hay que cuidar el producto», por aquellos días se vetó al River Camp, cuando el fútbol se jugaba sin público y se obligó al Millo a alquilar el estadio de Independiente, para jugar sin nadie en las tribunas.

Como podrán observar en las fotos de esta publicación, la primera es una toma aérea de la cancha de Riestra. Sin iluminación artificial y con apenas una capacidad para 3 mil espectadores, mientras que el River Camp cuenta con iluminación led de la misma potencia que tiene el Monumental, dos tribunas laterales, vestuarios modernos con todas las comodidades, cabinas de transmisión, sala de prensa, estacionamiento, siete canchas con césped en perfecto estado, gimnasio y espacio adecuado para realizar ejercicios pre competitivos.

Bienvenido Riestra a la Primera División, pero al fútbol argentino, no traten de entenderlo.