Mirá la violencia que ejercieron los hinchas de Lanús contra el plantel de River al final del encuentro que el Millonario le ganó 2-0 al Granate en su cancha.

Entre el revoleo de botellas de agua y gaseosas hacia los muchachos de Martín Demichelis, el que peor la pasó fue Enzo Díaz, quien recibió un botellazo en el abdomen.

Con poca custodia privada y protección policial, la cosa no fue peor por la falta de puntería de parte de unos inadaptados que se las agarraron contra los jugadores de River, como si ellos tuvieran la culpa de que se les anularan dos goles (de manera correcta) a instancias del VAR.

El clima ya estaba caliente desde hacía rato, primero tras la expulsión de Frank Kudelka, el DT de Lanús, quien le dijo «cagón» al cuarto árbitro, y siguió con agresiones verbales desde el banco de suplentes del local hacia el banco de River, especialmente por parte de Lautaro Acosta hacia Enzo Pérez.

Cuando el mal ejemplo se da desde adentro del campo de juego fácilmente se traslada a las tribunas, por lo que los protagonistas deberían pensar más antes de actuar y, por otra parte, la AFA debería sancionar a quienes arrojaron proyectiles sobre los jugadores de River y la terna arbitral, ya que claramente fallaron las medidas de seguridad del estadio en el que se jugó el partido.

Ver a futbolistas de River salir del campo de juego de Lanús entre botellazos y escudos policiales, inevitablemente retrotrae a la memoria lo ocurrido en 2015 en la cancha de Boca cuando los jugadores del Millo fueron agredidos con gas pimienta.